ADOPTAR ES UN ACTO SOLIDARIO, GENEROSO Y DESINTERESADO QUE PERMITIRÁ:
Mejorar la vida del animal adoptado
Las personas propietarias de perros adoptados pueden proporcionar las atenciones y los cuidados personalizados que un refugio o centro de acogida no puede asumir debido al elevado número de animales que son recogidos diariamente.
Aumentar la calidad de vida del resto de animales abandonados
La adopción de un perro posibilita que el resto de animales del refugio tengan más espacio y puedan recibir mejores atenciones. La tasa de adopción determina la sostenibilidad de los refugios y centros de acogida.
Reducir la tasa de animales abandonados
Las condiciones fijadas por la adopción implican que los animales adoptados deben ser identificados y que no pueden ser dedicados a la cría, lo que reduce de manera exponencial el número de animales perdidos y de camadas no deseadas.
Contribuir a la concienciación del resto de las personas
Los hechos diarios e individuales de cada persona son los que determinan los cambios reales en la sociedad. La divulgación sobre la necesidad de la adopción es igualmente un acto solidario y responsable.
LA ADOPCIÓN TAMBIÉN REPORTA BENEFICIOS A LAS PERSONAS:
Incremento de la felicidad de personas propietarias
Es un hecho que las personas propietarias de animales de compañía tienen mayor autoestima y ven reducido el estrés que padecen.
Mejora la salud física de los propietarios
Las actividades diarias ligadas a la tenencia de un perro, implican mayor actividad física y en consecuencia una mejora de la salud.
Hacen compañía y dan alegría
Las personas que conviven con animales, se sienten más acompañadas y reconocen que sus mascotas les dan muchas de las alegrías diarias.
Influyen positivamente en la educación de los niños
La relación de los animales de compañía con los niños, contribuye a su correcto desarrollo educativo-social, aportando también valores en su educación, como la responsabilidad y la amistad.
¿POR QUÉ ADOPTAR UN PERRO ADULTO?
Los perros adultos generalmente tienen un carácter más tranquilo que los cachorros.
Los perros adultos tienen unos hábitos higiénicos aprendidos; no es necesario educarlos para que hagan sus necesidades en el lugar deseado.
Su comportamiento es más predecible, por lo que es más sencillo conocer su conducta en la vida diaria y en la convivencia con nosotros.
Los costes de atención de un perro adulto son menores que los de un cachorro.