Es de raza podenco, de tamaño mediano y adulto. Se lleva bien con otros perros, tanto machos como hembras. Siempre ha convivido en grupos. 

Con las personas presenta mucho miedo. Siempre que te acercas a él se agacha y se queda quieto en una esquina. Poco a poco va cogiendo confianza con el voluntariado y los trabajadores del Centro. Se está acostumbrando a pasear con correa y siempre busca compañía y refugio en otros perros. 

Hay que darle tiempo y tener paciencia con él, con una rutina diaria para que pueda confiar poco a poco. Anímate a conocerlo y darle una oportunidad, estamos seguros de que fuera del centro podrá relajarse y ser feliz. El ambiente del albergue le produce más miedo y sería ideal que encontrara una familia que pudiera dedicarle el tiempo que merece.